¿Viste los partidos del mundial de fútbol? ¿Twitteaste acerca del “no era penal”? Mientras veía los partidos, me sorprendí al ver el despliegue tecnológico utilizado en las transmisiones. El avance tecnológico que más llamó mi atención fue el de los drones con cámaras de alta definición que sobrevolaban la cancha.
Lo visto en el mundial de fútbol no es un hecho aislado. Vivimos en un mundo lleno de avances tecnológicos. Sin lugar a dudas, uno de los avances más importantes de los últimos años ha sido el iPhone. Con su pantalla táctil y diseño amigable para el usuario, el iPhone cambió un lamentablemente la industria de los teléfonos móviles. El iPhone se convirtió rápidamente no sólo en una herramienta de comunicación sino también en una forma de vida.
Los desarrollos del iPhone y de muchos otros avances tecnológicos significativos tales como el iPod, el iPad y iTunes fueron dirigido por Steve Jobs. Él se considera uno de los visionarios tecnológicos más grandes de nuestra época. Como es de conocimiento general, Steve Jobs falleció en 2011. En sus palabras, “la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha logrado escapar.”
Steve Jobs no fue el primero en hablar acerca de nuestro destino.
¿El Salmista qué dice?
“Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.” Salmos 39:4-6.
Basados en el hecho de que nuestra existencia es muy corta, vale la pena preguntarnos: ¿Cuál debería ser nuestro propósito en la vida? Evidentemente, amontonar riquezas no es el camino más adecuado. Encuentro que una mejor respuesta a esta pregunta existencial consiste en imitar el propósito de Cristo: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). No para ser servidos, sino para servir (Mateo 20:28).
Jesús consideraba a las personas con compasión. Por ejemplo, Mateo 9:36 dice: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. De hecho, Jesús cuidó con amor de aquellos que eran considerados de poco valor por la sociedad tales como los extranjeros, los leprosos y los cobradores de impuestos.
En medio del avance tecnológico exponencial, resulta factible servir a otros mediante “evangelismo tecnológico.” “Evangelismo” es la proclamación de las buenas nuevas (o del evangelio). El evangelio debe dar respuestas a la gente que está buscando algo que cambie sus vidas, tal como la pregunta que Jesús le hizo a algunos de sus primeros discípulos:
¿Qué buscan? (Juan 1:38). ¿Qué están buscando las personas?
¿Cuáles son sus necesidades?
Algunos tienen necesidades sociales, por ejemplo, los desempleados, las personas con poca educación, y los pobres. Otros tienen necesidades espirituales, por ejemplo, si alguien quiere que otros oren por él o ella. Algunos otros tienen necesidades emocionales o psicológicas, por ejemplo, familias que están enfrentando el divorcio. Otros tienen necesidades físicas, por ejemplo, personas que desean dejar de fumar, de usar drogas o el alcohol. El evangelismo tecnológico consiste en ayudar a la gente a resolver sus necesidades; a encontrar lo qué están buscando mediante la tecnología.
Un excelente medio para comenzar tu ministerio como evangelista tecnológico está en la utilización de la Internet.Aunque la Internet es solamente un canal, no el mensaje en sí mismo, ésta es única en su habilidad para alcanzar a las personas, y estoy seguro de que es una herramienta que Dios le ha dado a su Iglesia en este tiempo.
Herramientas tecnológicas
Hay muchas que puedes utilizar para compartir las buenas nuevas. Menciono algunas:
¿Cuántos amigos tienes en Facebook? ¿300, 700 o quizás más de mil? Facebook es una de las herramientas más poderosas para compartir el evangelio con todos ellos. Por ejemplo, si lees algún versículo de la Biblia o algún fragmento de un libro cristiano, lo puedes compartir en el muro de Facebook con el fin de que muchos lo lean. Además, Facebook puede ser utilizado junto con otras tecnologías tales como YouTube. Por ejemplo, en mi culto familiar utilizamos videos de himnos en YouTube para alabar a Dios. Los videos que más nos gustan los compartimos en Facebook para que sus mensajes llegue a nuestros amigos.
Twitter es un sitio Web que ofrece una red social y un servicio que permite que los usuarios envíen y lean mensajes llamados tweets. Estos tweets pueden tener como máximo 140 caracteres. Quizás pienses que 140 caracteres no son suficientes para compartir las buenas nuevas. No obstante, Twitter ha sido utilizado con gran éxito para compartir mensajes de ánimo, versículos, textos cristianos, y vínculos a sitios Web de edificación espiritual. Además, hay muchas otras tecnologías que puedes utilizar de forma gratuita. Por ejemplo, te animo a crear tu propio blog con estudios bíblicos (por ejemplo en WordPress) o a transmitir videos en línea con mensajes espirituales (por ejemplo en USTREAM).
En conclusión
La tecnología ofrece grandes posibilidades para servir a otros. Aunque ésta no reemplaza el trato personal, sí provee un excelente apoyo, especialmente cuando el tiempo y la distancia son limitantes.
Una famosa escritora cristiana escribió: “Vivimos en el período más solemne de la historia de este mundo. La suerte de las innumerables multitudes que pueblan la tierra está por decidirse… Todo discípulo de Cristo debe preguntar seriamente: ‘¿Señor, qué quieres que haga?’” (El conflicto de los siglos, p. 659). Te invito a compartir el pan espiritual a estas multitudes que tienen hambre de oír la palabra de Dios (Amós 8:11). No hay excusa alguna, pues hay muchas tecnologías a nuestra disposición.