¿Y a ti, qué fue lo que te motivó a ser un pastor? ¿Alguna vez has reflexionado en eso? En realidad, la clave de la vocación pastoral radica en ejercer un llamado a otros para que se conviertan en discípulos de Cristo.
Este tiene que ser el tema central de su vocación. Dios espera que el pastor tenga esta visión a un nivel más amplio, pues la salvación debe llegar al alcance de todos.
Realidades de ser un pastor
Entonces, derivado de todo lo que te mencioné anteriormente, ¿qué implica ser un pastor y cuáles son sus responsabilidades? Te mencionaré cuatro realidades que debes tomar en cuenta:
- Realidad 1: “El pastor establece un rol de liderazgo”. Ser un líder es una cualidad que todo ministro del evangelio debe tener para saber cómo administrar y organizar el trabajo que se le ha encomendado.
- Realidad 2: “El pastor vela por la espiritualidad de su iglesia por medio de la oración”. Así como Jesús tomaba las primeras horas en solitario para orar, el pastor debe tomar el tiempo necesario para dedicarse a la oración, pidiendo tanto por la iglesia como por sí mismo.
- Realidad 3: “El pastor debe estudiar constantemente la Palabra de Dios”. El estudio de la Biblia no debe tener como único propósito conseguir materiales para elaborar sermones, también debe realizarse para obtener el alimento espiritual.
- Realidad 4: “El pastor debe ser disciplinado y establecer sus prioridades”. De acuerdo con el libro El Hogar Cristiano, cap. 58 p. 340, “Los deberes propios del predicador le rodean lejos y cerca; pero su primera responsabilidad es con sus hijos. No debe dejarse embargar por sus quehaceres externos al hogar hasta el punto de descuidar la instrucción que sus hijos necesitan”. Debe darle su lugar a Dios, su familia, su trabajo y ser un triunfador.
Mitos de ser un pastor
Aunque llegar a ser un líder cristiano conlleva mucho trabajo, hay que tomar en cuenta que existen ciertos mitos o expectativas que deben romperse, como las que verás a continuación:
- Mito 1: “El pastor debe estar siempre disponible”. Es cierto que hay ocasiones en las que sí se necesita y que debe ser accesible, pero también hay momentos en los que éste necesita tomar un descanso y estar tiempo a solas o con su familia.
- Mito 2: “El pastor siempre perfecto”. Es cierto que el pastor debe dar una buena imagen y reflejar el carácter de Cristo, pero muchas veces se comete el error de formar altas expectativas en nuestras mentes que olvidamos que también ellos son seres humanos que, como tú y yo, no son perfectos, pero poco a poco van creciendo como personas a imagen de Dios a medida que se acercan a Él.
- Mito 3: “El pastor cumple con su ministerio cuando decide dejarlo todo”. Si hay inspiración en personajes como Pablo o Pedro que dejaron todo para seguir a Cristo y si eres joven y soltero, sin ningún otro compromiso, no hay problema en ser misionero en lugares lejanos. Sin embargo, cuando el pastor es casado y ha formado una familia, no debe dejarla de lado, ya que, en parte, es el primer ministerio que tiene que atender.
- Mito 4: “El pastor no necesita formación académica para llegar a serlo”. Estudiar teología te ayudará a crecer en conocimiento, poder llevarlo a la práctica y saber cómo utilizar mejor tus dones, ya sea para la preparación de sermones, comisiones que hay que dirigir, casamientos, ungimientos o cualquier otra actividad que tenga que realizar un pastor.
Referencias:
Bell, S. (2014, 20 septiembre). El pastor y su vocación. Revista Ministerio 5º b, p. 21. Recuperado de https://issuu.com/johnataneliasadarmerodriguez/docs/ministerio5b
El pastor y su agenda espiritual. (2017, 1 junio). Recuperado de https://revista.adventista.es/el-pastor-su-agenda-y-su-vida-espiritual/
Hartwell, R., & Hartwell, J. (1997). ¿El pastor perfecto? SIEMA, 3(3), 7.
Iglesias, P. (2016, febrero). La prioridad de saber establecer prioridades. SIEMA, 76(76), 11–12.
